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Iglesia

Papa Francisco declara nuevos Venerables

Un sacerdote, tres religiosas y dos laicos

·         Virtudes heroicas de los Siervos de Dios

 

David Mora, periodista.


A partir de ahora, la Iglesia Católica cuenta con seis nuevos Venerables, ya que la mañana de este jueves 23 de marzo, el Papa Francisco recibió en una audiencia al prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Cardenal Marcello Semeraro, donde autorizó la promulgación de los Decretos que reconocerán las virtudes heroicas de un clérigo, tres religiosas y dos fieles laicos.

Se trata de los Siervos de Dios: Carlo Crespi Croci, un saliciano; María Caterrina Flanagan, brigidina; Leonilde de San Juan Bautista, perteneciente a la Congregación de las Hermanas Misioneras de los Sagrados Corazones de Jesús y de María; María do Monte Pereira, de la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón; Teresa Enríquez de Alvarado, madre de cuatro hijos y la fiel laica María Domenica Lazzeri.

Teresa Enríquez de Alvarado vivió en España en los siglos XV y XVI, desde niña fue educada en la fe y sirvió como dama de compañía de Isabel de Castilla, se casó con uno de los ministros de la corona por deseo de su familia, tuvo cuatro hijos y quedó viuda en 1503. Fue una gran devota de Jesús Eucaristía, lo cual hizo que se apartara de los lujos de la corte española para dedicarse a una vida oración y las actividades caritativas.

La Venerable se retiró en Torrijos, cerca de Toledo, donde llevó una vida de austeridad y se dedicó a auxiliar a los pobres, hizo las veces de madre y educadora de niños huérfanos a causa de la peste, se ocupó de las niñas y mujeres de la calle, atendió a los enfermos y reavivó el culto por el Santísimo Sacramento del Altar. Fue la encargada de administrar el patrimonio familiar prudentemente, destinando la mayoría de bienes a obras caritativas y la construcción de lugares de culto, colaboró en la fundación de varias cofradías, un monasterio y cuatro conventos. Falleció el 4 de marzo de 1529 y en los años su figura ha resurgido en los Congresos Eucarísticos.

El sacerdote saleciano Carlo Crespi Croci nació en 1981 en Legnano, Italia, recibió la ordenación presbiteral en 1923 y se fue para Cuenca, Ecuador, como misionero, donde por 59 años trabajó en iniciativas evangelizadoras, de formación y promoción humanitaria y cristiana. El clérigo se fue dando a conocer más por su testimonio congruente con la fe que predicaba y por su reputación como científico, en especial en el campo botánico y arqueológico. Su vida espiritual tuvo como pilar a la Santa Eucaristía, María Auxiliadora y San Juan Bosco, sacerdote a quien trató de imitar al evangelizar a los jóvenes. En sus últimos años de vida se dedicó a escuchar confesiones, llegando a estar 17 horas diarias en el confesionario. A los 90 años fue llamado a la presencia de Dios.

Maria Caterina Flanagan era una monja londinense de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida, nació a finales del siglo XIX y a los 19 años se fue a Roma, donde la ahora santa María Elisabeth Hesselblad, había reconstruido la Orden de Santa Brígida, hizo sus votos religiosos y fue enviada a varias casas. En Suecia se dedicó a dialogar con los luteranos, con quienes forjó fructíferas amistades, en Inglaterra organizó un centro de acogida y se adaptó al difícil entorno gracias a su estilo generoso y servicial. Fue una mujer enérgica y jovial, siempre estaba dispuesta a la caridad para con los que más sufren y los necesidtados, en 1935 fue diagnosticada con cáncer, lo cual hizo que seis años más tarde falleciera en Estocolmo, después de padecer atroces sufrimientos, pero edificando a todos con su ejemplo.

Leonilde de San Juan Bautista, originario de Lisinago, en la provincia itliana de Trento, era una adolescente cuando en 1906 inició su etapa de noviciado en el Instituto de los Sagrados Corazones de Jesús y de María en Pola, fue una mujer de gran fe y buscó la unidad con Dios por medio de la oración, buscando cumplir su voluntad. Tuvo dificultades en su camino por el Instituto y muchos sufrimientos físicos, pero confió siempre en el Señor y soportó todas las pruebas con paciencia manteniendo siempre la paz. Fue distinguidamente generosa en el campo de la educación, llegando a convertirse en un punto de referencia para los alumnos como para sus familias, los pobres y las personas en dificultad también se beneficiaban de su ayuda y apoyo. En la segunda Guerra Mundial se privó de artículos de primera necesidad y los donó a los necesitados. Falleció el 12 de diciembre de 1945.

Una mujer laica llamada María Domenica Lazzeri nació y vivió en Capriana en el siglo XIX, procedente de Trento, de una familia religiosa que le enseñó las verdades de fe y el trabajo del molino y el campo. En su niñez trabajó por los pobres y los que sufrían, contrajo una grave enfermedad infecciosa durante una epidemia mientras cuidaba enfermos con su madre. Domenica sufría de falta de apetito, tenía dificultad para respirar, fiebre y temblores, incluso llegó a tener convulsiones, por lo que le diagnosticaron una anorexia grave. En enero de 1835 recibió los estigmas en las manos, los pies y el costado derecho, un mes después se manifestó en ella la corona de espinas goteando sangre viva de su cabeza cada viernes. Ella vivió ofreciendo estos fenómenos en la oración con mucho dolor y evitaba la visibilidad en todos los sentidos. Así terminó su vida terrena el 4 de abril de 1848 a la edad de 33 años.

María do Monte Pereira, una mujer portuguesa que vivió entre los siglos XIX y XX, en su deseo por dedicase a los enfermos, eligió la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. Sirvió en varias comunidades donde fue estimada por sus hermanas y tuvo fenómenos particulares que mantuvo en secreto con humildad. Su director espiritual relata sus experiencias interiores en unos escritos donde se deja ver que fue una mujer de gran fuerza moral, caracterizada por una notable capacidad de autodominio que deriva de su intimidad con Dios, y cómo con la ayuda de la gracia logra hacer frente a situaciones adveras, marcadas por su salud débil. El 18 de diciembre de 1963 fallece a los 66 años.


 

Fuente: Vatican News.