Claudio de Castro propone un plan ordenado de lectura de la Sagrada Escritura
Aún recuerdo cuando fui a la librería católica de mi país, un sábado de julio. Tengo presente la fecha porque recién había cumplido años y deseaba darme ese regalo.
«Quisiera una Biblia», les pregunté. «¿En cuál mueble las encuentro?«. Me indicaron dónde podría hallarlas.
Me fijé en todas hasta que vi la que para mí era perfecta, una con letra grande. La compré sin pensarlo junto a un estuche para protegerla. Salí feliz, llevando conmigo la Palabra de Dios.
Días antes había leído en un artículo:
Cuando rezamos hablamos con Dios.
Cuando leemos la Biblia, es Dios quien nos habla
¿Por qué te cuento esta vivencia? Amable lector, recibimos e-mails de muchos países en los que nuestros lectores nos cuentan sus experiencias con Dios, sus dificultades, incluso nos hacen consultas.
Hoy nos llegó esta interesante petición de un lector: «Yo leo la Biblia pero no sé por dónde empezar y en qué orden. ¿Me podían ayudar?.
Me pareció una inquietud maravillosa, ese anhelo de conocer la Palabra de Dios y hacerlo ordenadamente, y me pregunté cuántos más tienen inquietudes similares.
Hemos aprendido que cuando se trata de la Biblia es fundamental, no solo tenerla en casa acomodada en algún pasillo, sino abrirla, leerla, reflexionar sobre sus enseñanzas que son Palabra viva de Dios.
Los católicos somos una gran familia y debemos ayudarnos, recuperar palabras a menudo olvidadas, como compasión, misericordia, benevolencia, ese querer siempre el bien para el otro. Encantados respondemos a tu inquietud, amable lector.
Leí que hay más de 1000 millones de católicos en todo el mundo. Imagina si todos nos ayudáramos y actuáramos como verdaderos hermanos, hijos de un mismo Dios, deseando siempre el bien al prójimo. ¡Sería maravilloso!
Ahora vayamos al principio, para poder responder la pregunta?
La Biblia contiene enseñanzas maravillosas, los católicos creemos que la Biblia es la palabra inspirada de Dios, escrita por autores humanos. Las Escrituras lo explican para no dejar lugar a dudas en (II Timoteo 3, 16-17):
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena.
Debes tener cuidado. No todas las Biblias son iguales. Hay muchas diferencias y debes conocerlas.
Cuando busques una, mejor que sea en una librería católica, así comprarás la adecuada. Este artículo despeja cualquier duda que tengas.
Es hora de que empecemos a leerla. Me he propuesto hablar de este tema lo más que pueda en mis artículos e invitar a nuestros hermanos católicos a leerla.
Si abres tu Biblia en Hebreos 4, 1-13 encontrarás estas palabras:
Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay para ella criatura invisible: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta.
Debemos sembrar en nosotros el hábito de leer cada día la Palabra de Dios. Este artículo es estupendo, te enseña qué hacer antes que abras tu Biblia y empieces a leerla, para que saques el mayor provecho.
Leyendo tu Biblia vas a descubrir el cielo en la tierra, como me pasó a mí y a tantos que no pasan un día sin escudriñar lo que Dios quiere decirles.
En Aleteia nos tomamos muy en serio el tema de la Biblia, sus enseñanzas y anhelamos compartir con nuestros lectores lo que hemos aprendido.
Vayamos ahora, entonces, a la pregunta inicial: ¿En qué orden debo leer la Biblia?
Te comparto una reflexión de nuestro amigo, el padre Sergio Argüello Vences, sacerdote de la Sociedad de San Pablo.
Brinda consejos prácticos para aprovechar la lectura de la Biblia. Nos sugiere su plan de lectura iniciando siempre por los Evangelios. No tiene desperdicio. Dale una mirada, te va a encantar.
Lee este estupendo artículo. Encontrarás la respuesta a tu pregunta, con un orden sugerido para leer la Biblia. Al final elijes uno en el que te sientas cómodo y experimentes la dulce presencia de Dios en tu vida.
1 1ª Carta de San Juan (2 veces)
2 Evangelio de San Juan
3 Evangelio de San Marcos
4 Las pequeñas cartas de San Pablo: Galatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1ª y 2ª Tesalonicenses, 1ª y 2ª Timoteo, Tito, Filemón
5 Evangelio de San Lucas
6 Hechos de los Apóstoles
7 Carta a los Romanos
8 Evangelio de San Mateo
9 1ª y 2ª Carta a los Corintios
10 Hebreos
11 Carta de Santiago
12 1ª y 2ª Carta de San Pedro
13 2ª y 3ª Carta de San Juan
14 Carta de San Judas
15 Apocalipsis
16 1ª Carta de San Juan (3ª vez)
17 Evangelio de San Juan (2ª vez)
Lecturas de los libros del Antiguo Testamento
Lee, al mismo tiempo, el libro de los Salmos. La puerta de entrada del Antiguo Testamento son los Salmos. Haz de ellos tu libro de cabecera.
En cualquier caso, lo que quiero acentuar aquí es que tienes que trabajar con los Salmos independientemente de algún orden específico.
Siempre que te sientas impelido a ello, lee un Salmo. Haz tu diario sobre él, sin miedo a interrumpir el trabajo que estés haciendo en ese momento.
El Salmo es como la fruta: la comemos a cualquier hora, sin importar las comidas. Y nunca hace mal. Siempre hace bien.
1 Génesis 24 Esdras
2 Éxodo 25 Nehemías
3 Números 26 Ageo
4 Josué 27 Zacarías
5 Jueces 28 Isaías (56-66)
6 1° Samuel 29 Malaquías
7 2º Samuel 30 Joel
8 1º Reyes 31 Jonás
9 2º Reyes 32 Rut
10 Amós 33 Tobías
11 Oseas 34 Judit
12 Isaías (1-39) 35 Ester
13 Miqueas 36 Eclesiástico
14 Nahúm 37 Cantar de los Cantares
15 Sofonías 38 Job
16 Habacuc 39 Eclesiastés
17 Jeremías 40 1º Macabeos
18 Lamentaciones 41 2º Macabeos
19 Ezequiel 42 Baruc
20 Abdías 43 Daniel
21 Isaías (40-55) 44 Sabiduría
22 1º Crónicas 45 Levítico
23 2º Crónicas 46 Deuteronomio
Fuente: aleteia.org