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Arzobispo

Un adviento para Centroamérica

(VIDEO) Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano

 

Los Obispos de la región centroamericana nos hemos reunido, fraternalmente, en la ciudad de Panamá, del pasado 21 al 25 de noviembre, pidiendo la guía del Espíritu Santo y en comunión con el Papa Francisco, que nos sigue alentando a vivir la realidad sinodal de la Iglesia, camino de escucha y ayuda mutua, volcando nuestra atención a los problemas más angustiosos e indignantes que están padeciendo nuestros pueblos; todo esto  a la luz de la alegría que suscita el reconocimiento de Cristo como Rey servidor y en proyección a la esperanza que motiva el adviento en nuestros corazones.

El tiempo presente nos obliga a reforzar nuestra presencia y cercanía con los que más sufren, animándolos y ayudándoles a buscar respuestas justas a sus necesidades. Por ello, expresamos nuestro "profundo dolor ante la dura realidad social, política y económica de la región, marcada en particular por la pobreza y la desigualdad, por la fragilidad de nuestras democracias y el estado de derecho, por el creciente fenómeno migratorio hacia el norte y otros países". [1]

Esta situación pone en riesgo creciente la libertad y el derecho de muchos hermanos que, cada vez, experimentan mayores situaciones de injusticia y de opresión, mientras son instrumentalizados por algunos regímenes existentes que, en la práctica, carecen de un compromiso verdadero para combatir la marginación y el sufrimiento, recrudeciendo tristemente, el odio y la violencia en espacios donde el espíritu de paz y de perdón son más necesarios.

Aunque, ciertamente, la situación de Centroamérica es reflejo del complejo panorama internacional, con sus consecuencias para nuestras economías y la paz social, nos preocupa la polarización  política e ideológica, los mesianismos y los populismos que aparecen como respuestas mágicas a las crisis, olvidando la necesidad de la paciente reconstrucción material y moral que reclaman estos  sufridos pueblos que ven el tiempo pasar y con él, las innumerables privaciones sin logros de bienestar tangibles e inmediatos y sin una adecuada satisfacción de sus legítimas aspiraciones.

 Desde la misión que hemos recibido del Supremo Pastor, acompañamos y oramos por todos nuestros pueblos en sus realidades particulares, de modo especial por las Iglesias locales que viven su experiencia de fe en medio de presiones a veces extremas y dolorosas.  

Bien sabemos que  el autoritarismo conlleva el no reconocimiento de los derechos de la conciencia humana ni el ejercicio de la propia libertad.  En ese contexto, el compromiso de las iglesias locales ha sido manifiesto,  por lo que es fundamental nuestra solidaridad en la oración y cercanía.  

 Constatamos, como una gracia de Dios en los diversos países, el entusiasmo e interés que la invitación a escucharnos y a caminar juntos está provocando, en particular en los jóvenes que son gran mayoría en nuestra población, muchos de los cuales han respondido a la vocación sacerdotal y a la vida consagrada, así como el compromiso apostólico de los laicos.  

En este tiempo puntual de la historia, reflexionamos sobre la importancia de discernir los nuevos retos que se nos presentan, entre ellos el fortalecimiento de las las familias, a las que alentamos, a seguir constituyéndose en el espacio donde los niños y jóvenes crezcan y maduren, Iglesias domésticas en las que se transmite y crece la fe. Animamos a las comunidades a no desmayar en el entusiasmo que han manifestado en su respuesta a la participación en el camino sinodal, que es camino de comunión.

Que este adviento fortalezca en nuestros países el anhelo de libertad que sólo Jesús nos ofrece, que vivamos la esperanza como caminio que nos hace superar los peligros de nuevas formas de injusticia y de esclavitud. 

 Con todos los obispos de la región, ratifico mi acción de gracias a Dios por el testimonio que siguen dando no pocos pastores, comunidades cristianas, fieles en particular y personas de buena voluntad empeñados en construir un mundo más lleno de amor, justicia, solidaridad y santidad..

 



[1] Mensaje del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), ?Gracias a su constancia, salvarán su vida? (Lc 21,19), 24 de noviembre del 2022