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Papa

Evitar caminos equivocados

Audiencia General del Papa Francisco (VIDEO)

Durante la audiencia general de esta mañana, último miércoles de noviembre, el Santo Padre ofreció su décima catequesis sobre el discernimiento. Francisco subrayó que "la auténtica consolación es una especie de confirmación" de que estamos caminando por los caminos de Dios, es decir, por los caminos de la vida, de la alegría y de la paz.
Refiriéndose a la acción del espíritu maligno, el Pontífice recordó que el estilo del enemigo, es decir, del demonio, es presentarse de manera astuta y disfrazada. ¿Cómo reconocemos el auténtico consuelo?, preguntó considerando que esta pregunta es muy importante para no dejarse engañar en la búsqueda de nuestro verdadero bien.

Además, en este tiempo litúrgico de Adviento, y en el ámbito de su ciclo de catequesis sobre el tema del discernimiento, y, en particular sobre la experiencia espiritual llamada consolación, el Pontífice exhortó a reflexionar sobre cómo distinguir un espíritu bueno de uno malo. Y explicó que el examen de conciencia es la clave para no permitir que el mal contamine nuestros pensamientos. Hay que aprender a leer en el libro de nuestro corazón, dijo.


Hay un consuelo verdadero pero también hay consuelos que no son verdaderos. Y por eso hay que entender bien el camino de la consolación. Y hoy nos preguntamos: ¿Cómo se reconoce la consolación auténtica?, ¿cómo podemos saber si buscamos el bien verdadero o nos estamos engañando?, dijo el Papa en su resumen en nuestro idioma.


San Ignacio de Loyola nos dice que cuando el principio, el medio y el fin de los pensamientos es bueno, y todo está orientado hacia el bien, es un signo del buen espíritu. En cambio, cuando los pensamientos no son buenos, nos distraen, nos agitan y nos quitan la paz, es un signo del mal espíritu.


Hablando en italiano Francisco dijo que hay consuelo verdadero, pero también hay consuelos que no son verdaderos. De ahí que haya que entender bien el camino de la consolación, puesto que en la búsqueda del verdadero bien se pueden encontrar algunos criterios, tal como puede leerse en un pasaje de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.


Pongamos un ejemplo: tengo el pensamiento de rezar, y noto que va acompañado de afecto hacia el Señor y el prójimo, me invita a hacer gestos de generosidad, de caridad: es un buen principio.


Por otro lado  prosiguió  puede ocurrir que ese pensamiento surja para evitar un trabajo o una tarea que me ha sido encomendada: cada vez que tengo que lavar los platos o limpiar la casa, ¡me entran unas ganas enormes de ponerme a rezar! Eso es lo que pasa en los conventos, ¿eh? Pero la oración no es una evasión de las tareas, al contrario, es una ayuda para realizar el bien que estamos llamados a hacer, aquí y ahora.


Fuente: vaticannews.va