Responsive image

Papa

El diálogo es el oxígeno de la paz

Audiencia General del Papa Francisco (VIDEO)

Uno se pregunta espontáneamente: ¿por qué ha querido el Papa visitar este pequeño país de amplia mayoría islámica?, dice el Papa, explicando que la ocasión de ese viaje fue la participación en un Foro sobre el Diálogo entre Oriente y Occidente.

Diálogo, asegura, que sirve para descubrir la riqueza de quienes pertenecen a otros pueblos, otras tradiciones, otros credos. Y es el oxígeno de la paz. Cita el Concilio Vaticano II, que, en relación con la paz, afirma en Gaudium et spes que exige que [los hombres] amplíen su mente y su corazón más allá de los límites de su propia nación, dejando de lado todo egoísmo nacional y toda ambición de supremacía sobre otras naciones, y alimentando en cambio un profundo respeto por toda la humanidad. Y agrega:

En Baréin, sentí esta necesidad y esperé que, en todo el mundo, los líderes religiosos y civiles fueran capaces de mirar más allá de sus propias fronteras, de sus propias comunidades, para ocuparse del conjunto. Es la única manera de abordar ciertas cuestiones universales, por ejemplo el olvido de Dios, la tragedia del hambre, el cuidado de la creación, la paz. En este sentido, el foro de diálogo, titulado Oriente y Occidente para la convivencia humana, llamó a elegir el camino del encuentro y a rechazar el de la confrontación.

Y cuánto se necesita este encuentro, continúa el Papa. Sus pensamientos se dirigen a las numerosas guerras que se libran en el mundo, en primer lugar a la guerra insensata -insensata- de la que es víctima la martirizada Ucrania, conflictos que -dice- nunca se resolverán con la lógica infantil de las armas, sino sólo con la fuerza suave del diálogo. Del mismo modo, añade:


Pensamos en guerras [que duran] años, y pensamos en Siria, ¡más de 10 años! - (...) pensamos en los niños de Yemen, pensamos en Myanmar: ¡en todas partes! Ahora, más cerca está Ucrania, y ¿qué hacen las guerras? Destruyen, destruyen la humanidad, destruyen todo. Los conflictos no deben resolverse mediante la guerra.


El diálogo presupone el encuentro, y Francisco recuerda que en Baréin escuchó repetidamente el deseo de que entre cristianos y musulmanes aumenten los encuentros, de que se forjen relaciones más fuertes, de que nos tomemos más a pecho.


Sin aceptación, el diálogo sigue siendo vacío, aparente, sigue siendo una cuestión de ideas y no de realidad. Entre los muchos encuentros, recuerdo el que tuve con mi querido Hermano, el Gran Imán de Al-Azhar -querido Hermano- ; y el de los jóvenes del Colegio del Sagrado Corazón, alumnos que nos dieron una gran lección: estudiar juntos, cristianos y musulmanes. Como jóvenes, como niños, debemos conocernos, para que el encuentro fraternal evite las divisiones ideológicas.

Fuente: vaticannews.va