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Iglesia

Papa Francisco canoniza dos nuevos santos

Giovanni Bautista Scalabrini y Artémides Zatti


·      Santo Padre pide no ignorar a los migrantes ucranianos


David Mora, periodista

Este domingo, el Papa Francisco elevó a los altares a Juan Bautista Scalabrini y a Artémedes Zatti, en una Eucaristía celebrada en la Plaza de San Pedro ante unos 50 mil fieles presentes.

Giovanni Bautista Scalabrini (1839-1905) nació en Lombardía y fue ordenado sacerdote en 1863 y nombrado obispo de Piacenza en 1876, fundó la congregación de los Misioneros de San Carlos Borromeo (conocidos como Scalabrianos), creó la Asociación de San Rafael, organizaciones con las que se dedicaba a la atención pastoral de los emigrantes que salían de Italia en el siglo XX. Él creía en la necesidad del acompañamiento de las instituciones en el trayecto de los emigrantes, sin dejar de lado los gestos humanitarios de no romper los lazos culturales, mantener la lengua materna, entre otros.

Scalabrini fundó un periódico diocesano, era promotor de la adoración eucarística y del correcto cantó litúrgico, visitó a los misioneros en Estados Unidos en 1901 y fue recibido en la Casa Blanca por el entonces presidente Theodore Roosevelt, cosas por las que aún es recordado.

"El obispo Scalabrini decía que precisamente gracias a las migraciones forzadas por las persecuciones la Iglesia cruzó las fronteras de Jerusalén y de Osrael y se hizo "católica"; gracias a las migraciones de hoy la Iglesia será un instrumento de paz y comunión entre los pueblos" Hay una migración en este momento, aquí en Europa, que nos hace sufrir tanto y nos mueve a abrir el corazón. La migración de los ucranianos que huyen de la guerra. No nos olvidemos hoy de la Ucrania martirizada, Scalabrini miraba más allá, miraba hacia el futuro, hacia un mundo y una Iglesia sin barreras, sin extranjeros", dijo el Santo Padre en su homilía.

Por su parte, Artémides Zatti nació en Italia, pero a los 16 años emigró con su familia a Argentina en 1897 por extrema pobreza, cuando tenía 20 años aspiró a la candidatura al sacerdocio.

Cuando vivía en la comunidad salesiana, Zatti contrajo tuberculosis, y se curó luego de hacer una promesa a la Virgen de ayudar a los enfermos. El joven renunció a ser sacerdote y se convirtió en Hermano Coadjutor Salesiano, donde podía dedicarse al campo de la medicina, cuando tenía 35 años llegó a ser el director del hospital de los salesianos en Viedma y dos años más tarde se convirtió en el director de la farmacia y recibió la licencia como enfermero profesional.

Zatti siempre veía a Jesús en cada paciente, quienes le conocían manifestaban que realizaba su servicio con un sacrificio heroico y que llegó a irradiar la luz de Dios, llevando a incrédulos a la fe. En 1950 se cayó de una escalera y dio signos de padecer cáncer de hígado, a pesar de eso continuó su labor, pero debido a esta enfermedad falleció el 15 de marzo de 1951.

Sobre el santo salesiano, el pontífice manifestó en su homilía: "El hermano salesiano, Artémides Zatti, con su bicicleta, fue un ejemplo vivo de gratitud. Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura" Se dice que lo vieron cargarse sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes. Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás. Dos ejemplos.

Francisco finalizó invitando a rezar para los dos nuevos santos ayuden a caminar juntos a toda la Iglesia, quitando todo elemento que cause división y a cultivar la nobleza de espíritu agradable a Dios, la gratitud.

Fuente: ACI Prensa