Se cumplen 82 años de que el rito fue realizado
· Ritual se realiza al inaugurar una Iglesia
David Mora, periodista
Este domingo, la Iglesia arquidiocesana se vistió de fiesta por el 82° aniversario del rito de la Dedicación en la Catedral Metropolitana-Santuario Nacional, San José, el cual se celebró con una solemne Eucaristía en este templo al ser las 9 de la mañana.
La celebración fue presidida por el arzobispo de San José, monseñor José Rafael Quirós, quien manifestó en sus redes sociales que al celebrar el aniversario de la Dedicación del templo "hemos de sentirnos comprometidos a ser constructores de comunión en la caridad", además de animar a los fieles en su homilía a saberse templos vivos del Espíritu Santo y a entender la Catedral como un lugar sagrado.
"Al participar en la celebración eucarística y en los demás actos de culto acá en la Catedral, nos lleva a afirmar que la Catedral es signo de comunión eclesial, signo de comunión con Cristo Resucitado; y, en consecuencia, signo de comunión entre todos los hermanos, desde acá se irradia toda esa luz que ha de expandirse en toda la Arquidiócesis, en las distintas iglesias, en las comunidades, pero sintiéndonos uno en el Señor. Por eso hablamos del templo catedralicio como la Iglesia Madre, desde ahí, donde nos alimentamos de la celebración de los sacramentos, de la proclamación de la Palabra y de esa luz que ha de guiarnos y que nos guía en nuestro caminar como Iglesia" dijo el arzobispo en su predicación.
Hace casi 82 años, el 1 de noviembre de 1940, este templo fue dedicado oficialmente por el II arzobispo de San José, monseñor Víctor Manuel Sanabria, pero dado a que en esta fecha se celebra universalmente la Solemnidad de Todos los Santos y eso imposibilitaba celebrar los aniversarios de la Dedicación ese día, Sanabria dispuso el 9 de octubre como el día definitivo para esta celebración, ya que era el aniversario de su ordenación sacerdotal, la cual ocurrió hace 101 años.
El rito de la Dedicación de una Iglesia es lo primero que debe realizarse cuando se construye un templo, su nombre es porque se hace una consagración a Dios de la obra que se ha realizado y se le dedica a él. Está constituido por una procesión hacia la Iglesia; aspersión de agua sobre los fieles, las paredes y el altar, unción con el crisma sobre las cruces de las paredes con los nombres de los apóstoles y sobre el altar, quema del incienso en brasas puestas en el altar, la iluminación y el adorno del mismo, según sea lo más adecuado, junto a la celebración de la eucaristía con normalidad.