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Iglesia

44 años sin "El Papa de la Sonrisa"

Albino Luciani murió a los 33 días de iniciado su pontificado


·      Vida y legado de Juan Pablo I

David Mora, periodista

La mañana del 29 de setiembre de 1978, el mundo entero se sorprendió del anuncio que hacía la Sala de Prensa Vaticana, donde comunicaban el fallecimiento del recién elegido papa, Juan Pablo I, conocido como "El Papa de la Sonrisa", sólo 33 días después del inicio de su pontificado. El Santo Padre murió de un infarto en la noche del 28 de ese mes, es decir, un día como hoy de hace 44 años.

Albino Luciani, hasta la fecha, el último papa italiano, nació en Forno di Canale el 17 de octubre de 1912, fue el hijo mayor de cuatro hermanos, sus padres fueron Giovanni Luciani y Bortola Tancon. Luego de quedar viudo, Giovanni se casó nuevamente con una mujer de firmes principios católicos que influiría en la vocación del pequeño Albino.

En 1923, Luciani ingresó al seminario menor de Feltre; posteriormente, en 1928, entró en el seminario de Belluno, el 7 de julio de 1935 recibió la ordenación presbiteral, se fue a Roma para continuar sus estudios teológicos en la Universidad Gregoriana y regresó a su tierra natal en 1937. El joven sacerdote fue nombrado capellán en las parroquias de Forno di Canale y Agordo, además dio clases de religión en el Instituto Técnico Minero.

Albino fue designado como el vicerrector del Seminario Gregoriano de Belluno, allí enseñó teología dogmática, moral, derecho y arte sacro, logró obtener el Doctorado en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma en 1947, ese mismo año fue nombrado provicario de la Diócesis de Belluno. Luciani fue el encargado en 1949 de organizar el Congreso Eucarístico de Belluno y publicó su libro "Catequesis en Migajas".

El clérigo fue nombrado vicario general de la Diócesis de Belluno en 1954, y sólo cuatro años después, el 27 de diciembre de 1958, en Roma, el Papa San Juan XXIII, lo ordenó obispo para la Diócesis de Vittorio Veneto, en 1952 comenzó a participar en el Concilio Vaticano II, el 15 de diciembre de 1969, el Papa San Pablo VI lo nombró patriarca de Venecia; curiosamente ocupando el lugar que tuvo el Cardenal Angelo Giuseppe Roncalli (San Juan XXIII), pontífice que le había ordenado obispo, y sólo un poco más de tres años después, el 5 de marzo de 1973, Pablo VI lo creó cardenal.

El Cardenal Luciani fue el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana de 1973 a 1976; tuvo participación en los Sínodos de los Obispos de 1971, 1974 y 1977, en 1976 publica el libro "Ilustrissimi". El 6 de agosto de 1978 falleció en Roma San Pablo VI, lo cual haría que Luciani participara de su primer cónclave, en el cual salió inesperadamente electo, casi por unanimidad, el 26 de agosto aquél mismo año, en la cuarta votación del primer día del evento. Aquél mismo día, Luciani se convirtió en Juan Pablo I, siendo el primer papa con un nombre compuesto; Juan por Juan XXIII y Pablo por su antecesor Pablo VI, manifestando así su línea de continuidad con los anteriores pontífices y el cariño que tenía por ellos, uno por ordenarlo obispo y el otro por crearlo cardenal.

Juan Pablo I tomó el lema "Humilitas" para su pontificado, el 3 de setiembre de 1978 celebró la Misa de comienzo del ministerio de Sumo Pastor, realizó nueve discursos, cuatro cartas apostólicas, cinco rezos del Ángelus y cuatro audiencias papales; de ellas la última el 27 de setiembre, un día antes de su repentina muerte. Horas antes de fallecer, el Papa rezó con su secretario, John Magge, quien confirmó que tenía una molestia, pero el Santo Padre no quiso llamar a un médico y no se le suministraron fármacos. 

El 29 de setiembre, antes del amanecer, Sor Vicenza Taffarel y Sor Margherita Marin encontraron a Juan Pablo I muerto en su cama, reflejando su característica sonrisa en el rostro. El Papa Francisco lo beatificó el pasado 4 de setiembre en la Plaza de San Pedro, donde recordó que "con su sonrisa, el Papa Luciani logró transmitir la bondad del Señor".

La beatificación se dio luego de que se reconoció la intercesión del beato en favor de una niña de Buenos Aires, Argentina, que se salvó de morir por una enfermedad cerebral.