María Isabel Acuña, conocida como la Niña Marisa, es una costarricense que a su corta edad se "convirtió en una testigo maravillosa de las virtudes cristianas", según informa la Curia Metropolitana. Nació en Heredia el 5 de marzo de 1945 y desde muy pequeña se caracterizaba por su servicio a los demás, especialmente a los más necesitados. Cuando apenas tenía 12 años de edad fue diagnosticada con un tumor cerebral, ella ofreció su dolor al Señor y pidió por la conversión de su padre, quien se había alejado de la fe católica.
La joven falleció a los 13 años de edad, el 15 de agosto de 1954. Poco antes su papá comulgó con ella y regresó a la Iglesia. Desde entonces la fama de santidad de María Isabel se extendió por el pueblo y todo el país, durante generaciones muchas personas han afirmado recibir favores por medio de su intercesión.
La entonces Congregación para la Causa de los Santos (ahora Dicasterio) avaló el inicio de su Causa de Canonización, por lo que se le concede el ser llamada "Sierva de Dios". La primera etapa de este proceso, llamada "fase diocesana" está a punto de finalizar, tras haberse recabado múltiples testimonios de quienes conocieron a la Niña Marisa en vida o que escucharon hablar de ella a quienes la conocieron. Concluida esta recolección de testimonios se hará un análisis de toda la información obtenida, con el objetivo de enviar un informe a la Santa Sede para su estudio.
Será ahora el mencionado Dicasterio el que se encargará de determinar la vivencia de las Virtudes Heroicas de la Niña Marisa, con lo cual se abriría el camino para su posible Beatificación y eventual Canonización, con esto se inicia la conocida como "fase romana" de la causa.
De igual manera, antes de que concluya la "fase diocesana", tal como lo establece la normativa canónica, el arzobispo de San José, Mons. José Rafael Quirós, deberá visitar el lugar, llegado el momento, el lugar donde descansan los restos de la Sierva de Dios, los cuales serán exhumados y, si la Santa Sede, otorga el permiso, estos podrían ser trasladados a otro lugar sagrado, tal como una iglesia parroquial o una capilla.
Actualmente, los restos de la Niña Marisa descansan en el Cementerio Municipal de Heredia y aun no se ha designado oficialmente ningún lugar para su posible traslado, pues debe recibirse primero para ello la respectiva autorización de Santa Sede.
Por el momento, los fieles católicos deben manifestar aun una devoción privada por Marisa, es decir, sin culto público (sin misas "por su intercesión" o altares), pues todo lo que conlleva el proceso exige que estas expresiones de fe sean hechas de modo discreto hasta que llegue su Beatificación.
Una vez que se pase a la fase "romana", la Santa Sede podría declararla venerable si determina que se cumple con lo establecido en la legislación eclesiástica.
Si es el caso, la beatificación sucederá una vez que se pueda tener noticia comprobable a través de medios documentales o médicos de un milagro realizado por su intercesión, este milagro deberá contar en el caso de curaciones con las siguientes características:
- Darse de modo inexplicable habiendo ofrecido a Dios las súplicas por la intercesión de la Sierva de Dios.
- Que esta curación sea permanente, es decir, que se mantenga en el tiempo.
- Que se pueda contar con los elementos comprobables del mal o la enfermedad curada por el Señor milagrosamente por la intercesión de la Sierva de Dios.