(VIDEO) Regina Coeli
El Papa se refirió a los tres verbos que caracterizan este concepto en que el Maestro dice: Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen: Escuchar, conocer, seguir. Veamos estos tres verbos, dijo Francisco y explicó que, en primer lugar, la iniciativa viene siempre del Señor; todo parte de su gracia: es Él que nos llama a la comunión con Él. Pero esta comunión nace si nosotros nos abrimos a la escucha.
Al destacar que escucha significa disponibilidad, docilidad, tiempo dedicado al diálogo, el Obispo de Roma afirmó:
Teniendo en cuenta que Él es la Palabra del Padre y el cristiano es hijo de la escucha, llamado a vivir con la Palabra de Dios y llevada de la mano, el Pontífice invitó a preguntarnos si somos hijos de la escucha, si encontramos tiempo para la Palabra de Dios, si damos espacio y atención a los hermanos y a las hermanas.
Francisco prosiguió explicando que escuchar a Jesús se convierte así en el camino para descubrir que Él nos conoce. Este es el segundo verbo, que se refiere al buen pastor: Él conoce a sus ovejas. Pero esto no significa sólo que sabe muchas cosas sobre nosotros: conocer en sentido bíblico quiere decir amar. Quiere decir que el Señor, mientras nos lee dentro, nos quiere. De ahí que si lo escuchamos, descubrimos que el Señor nos ama. Entonces la relación con Él ya no será impersonal, fría o de fachada.
Tras destacar que si estamos con el buen pastor viviremos la experiencia de la que habla el Salmo que dice que él está con nosotros aunque pasemos por un valle oscuro, por lo que ningún mal temeremos, Francisco añadió que así será sobre todo en los sufrimientos, en las fatigas, en las crisis: Y así, precisamente en las situaciones difíciles, podemos descubrir ser conocidos y amados por el Señor.
Después de estas preguntas el Santo Padre se refirió al tercer verbo: las ovejas que escuchan y se descubren conocidas siguen a su pastor. Y quien sigue a Cristo, dijo, va donde está Él, en el mismo camino, en la misma dirección. Va a buscar a quien está perdido, se interesa por quien está lejos, se toma en serio las situaciones de quien sufre, sabe llorar con quien llora, tiende la mano al prójimo, se lo carga sobre los hombros.
Antes de rezar la plegaria mariana el Papa Francisco dijo textualmente: