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La Virgen María En Adviento

Una reflexión del Pbro. Alfonso Mora

La Marialis Cultus del Papa San Pablo VI enfoca  en síntesis la importancia de este tiempo:

"durante el tiempo de Adviento, la liturgia recuerda frecuentemente a la Santísima Virgen" aparte de la Solemnidad del día 8 de diciembre, en que se celebran conjuntamente a la Inmaculada Concepción de María, la preparación radical a la venida del Salvador y el feliz comienzo de la Iglesia, "llena de juventud y de limpia hermosura", sobre todo en los días feriales desde el 17 al 24 de diciembre y, más concretamente, el domingo anterior a la Navidad, en que hace resonar antiguas voces proféticas sobre la Virgen Madre y el Mesías, y se leen episodios evangélicos relativos al nacimiento inminente de Cristo y del Precursor.»34

"De este modo, los fieles que viven con la Liturgia el espíritu del Adviento, al considerar el inefable amor con que la Virgen Madre esperó al Hijo (Pref. De Adv. II), se sentirán animados a tomarla como modelo y a prepararse vigilantes en la oración y  "jubilosos en la alabanza" (Ibid.), para salir al encuentro del Salvador que viene. Queremos, además observar cómo la Liturgia del Adviento, uniendo la espera mesiánica y la espera del glorioso retorno de Cristo al admirable recuerdo de la Madre, presenta un feliz equilibrio cultual, que puede ser tomado como norma para impedir toda tendencia a separar, como ha ocurrido a veces en algunas formas de piedad popular, el culto a la Virgen de su necesario punto de referencia: Cristo. Resulta así que este período, como han observado los especialistas en Liturgia, debe ser considerado como un tiempo particularmente apto para el culto a la Madre del Señor: orientación que confirmamos y deseamos ver acogida y seguida en todas partes". 35

No perdemos de vista que este tiempo no es el más importante. Está claro que el lugar central lo ocupa la celebración Pascual. No obstante, hay varios hechos que vale la pena destacar: Mencionamos dos de ellos:

El primero, que éste es el punto de partida para lanzar, desde la aparición entre nosotros del Dios-Hombre, la mirada hacia la obra culminante de nuestra salvación.

El segundo, que, por la misión maternal que cumple María, la Iglesia ha mirado el Adviento como el tiempo propicio, junto con la Navidad, para destacar en ellos los rasgos más relevantes de una misión que, teniendo como punto de partida la maternidad divina, se realiza a lo largo de la vida y obra del Redentor.

En el breve espacio de las cuatro semanas (o menos) que dura el Adviento se acumulan tres celebraciones en torno a María: la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el anuncio a María y la visitación a santa Isabel; el primero de estos misterios tiene una celebración autónoma, mientras que los otros dos, conmemorados en la semana precedente a la Navidad, van a tener, en el transcurso del año litúrgico, otra conmemoración.

En las ferias del 17 al 24 de diciembre, María aparece como protagonista del misterio, como testigo silencioso del cumplimiento de las promesas. Se proclaman los evangelios de la infancia y, en ellos, los episodios en los que María aparece como protagonista en la anunciación y en la visitación. Por su parte, el inicio del 2º prefacio de Adviento condensa la espiritualidad de la espera, de la cual María es también modelo de la Iglesia: «... la virgen lo esperó con inefable amor de madre, ?».

Por todas estas razones, el tiempo de adviento aparece, de modo especial, como el último lapso de espera en un tiempo particularmente adaptado para celebrar el culto de la Madre del Señor; es notable el equilibrio con el que es presentada María, totalmente proyectada hacia el Hijo que espera, fiel sierva del misterio que ha sido confiado a su obediencia en la fe.


Fechas a tener en cuenta: 8 de diciembre, La Inmaculada Concepción; 10 de diciembre, Nuestra Señora de Loreto (relación directa con la visita de San Gabriel a María en la casita de Nazareth); 12 de diciembre, Nuestra Señora de Guadalupe: la Virgen encinta, Virgen de la esperanza, en contacto directo con los pueblos de América; 17 de diciembre, Nuestra Señora de la Esperanza, el  mismo misterio de día 12. 


De la presencia de María en Navidad les hablaremos en otro momento. ¡Madre de la Esperanza, ruega por nosotros!