Javier Rafael Brenes Solano, Seminarista II FDMC, Diócesis de Cartago
Cada mes, en todas las comunidades parroquiales de nuestro país, se llevan a cabo distintas actividades las cuales nos permiten acercarnos y aprovechar el mensaje de la Palabra de Dios. Hace un mes concluímos el mes de las familias, recientemente el mes dedicado a la Biblia y asumimos el mes de las misiones, esto nos lleva como pueblo de Dios, a acercarnos aún más a su Palabra, y que mejor oportunidad en estos tiempos de pandemia que hacerlo en familia desde nuestros hogares, a través de diversas actividades en torno a la meditación de los textos bíblicos yen pro de la evangelización; y para ello se proponen algunas ideas.
La primera de estas actividades consiste en la lectura diaria de los textos que se nos proponen todos los días para la Santa Eucaristía. Esta es una excelente forma para profundizar en la Palabra de Dios, y también es una gran oportunidad para reflexionar en torno a los textos bíblicos litúrgicos. Con el pasar de los días, este ejercicio nos llevará a crearnos el hábito de la lectura continua de la Biblia, en donde los textos se encuentran estrechamente relacionados y lo que leemos hoy continuará con las lecturas que se nos propondrán al día siguiente. La lectura diaria de los textos litúrgicos es una gran herramienta, la cual nos ayudará para escuchar a la voz de Dios que nos habla en la Biblia.
Otro ejercicio, es el proponerse realizar la lectura de al menos dos de los cuatro evangelios. Resulta fascinante el hecho de descubrir la vida de Jesús escrita por los evangelistas. Al realizar este ejercicio podemos hallar innumerables detalles y relaciones entre los textos de cada evangelio, detalles, relaciones y acontecimientos que quedan al descubierto cuando se lleva a cabo la lectura asidua de al menos dos de ellos. Al hacer esta actividad en familia de seguro será mucho más provechoso y la experiencia espiritual será mucho más enriquecedora.
La "Lectio Divina" o Lectura Orante de la Palabra, es un excelente ejercicio para realizarlo en familia, esta practica nos pone en sintonía con la voluntad de Dios, siendo éste un ejercicio que además resulta primordial para el crecimiento en la fe. Al realizar esta meditación de la Palabra en familia, con nuestros amigos, vecinos o incluso con miembros de nuestra comunidad, nos alienta para encontrar en los textos la fuerza del Espíritu. La práctica de la Lectio Divina nos lleva a un aprendizaje mayor y a un enriquecimiento espiritual en comunidad. Este ejercicio consta de cuatro pasos: Lectura (se proclama un texto bíblico de elección), Meditación (nos preguntamos qué me dice la Palabra), Oración (oramos en torno a lo que la Palabra nos haya suscitado) y Compromiso (nos comprometemos con Dios). La lectura orante, siempre nos lleva a un desafío para vivir, ya que nos propone siempre el seguimiento de los pasos de Jesús, y nos interpela a realizar cambios la propia vida.
Un último ejercicio para poder disfrutar de la Palabra de Dios es la oración con los Salmos. Partiendo del hecho de que los Salmos reúnen la oración del pueblo de Dios a lo largo de casi mil años de caminar del pueblo de Israel, estos nos acercan esa voz del pueblo que ora con fe, y la Palabra de Dios. En estos cantos, podemos hallar una gran fuente de inspiración para la oración pues ellos cuentan de la alegría, de la tristeza, de la dificultad, de la victoria, del abatimiento, de la esperanza, del dolor, de la liberación, de la justicia, de la creación y hasta de la misma Palabra de Dios. Aprender a rezar con los salmos es siempre una invitación al encuentro con Dios.
Aprovechemos junto a nuestras familias esta invitación que se nos propone en estos meses de dedicación especial, para compartir la Palabra de Dios con quienes amamos y evangelizarnos entre nosotros, y que sea el inicio de una experiencia cercana con Dios que nos ama, no solo por este mes, sino por el resto de la vida, y que sea también ese contacto con su Palabra una oportunidad para crecer espiritualmente, en amor, esperanza y fe.