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Iglesia

Benemeritazgo del Padre Eladio Sancho Cambronero

"Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo", Mateo 5, 16.

Desde la Diócesis de Ciudad Quesada, damos gracias a Dios por la declaración como Benemérito de la Patria del Padre Eladio Sancho Cambronero, este miércoles 22 de setiembre en la Asamblea Legislativa. Consideramos que es un reconocimiento justo a su servicio y entrega a la Iglesia y desde luego a la sociedad. 

El hecho que desde la sociedad civil se pueda dar honor a su figura y trabajo, también enaltece el servicio al cual tendió siempre el Padre Sancho, como lo fue la búsqueda del bien común y el anuncio del Evangelio. 

Para la Diócesis, la historia del Padre Eladio Sancho en Ciudad Quesada significó mirar a un sacerdote que siempre se entregó a la comunidad y que llevó por medio de la evangelización un testimonio vivo que fue transformando la realidad que habitaba. 

Sus múltiples aportes a la comunidad educativa, entre los cuales destaca el impulso al Colegio Agropecuario de San Carlos y el Colegio Diocesano que hoy lleva su nombre. Su contribución al cooperativismo es también parte de ese sentido social con el cual se desenvolvió. 

Como Pastor, el Padre Eladio Sancho dedicó su vida para hacer presente a la Iglesia, no solo mediante obras materiales como la construcción de la Parroquia de Ciudad Quesada, hoy Catedral, sino también por medio del anuncio de la Palabra de Dios. 

Como parte de ese legado y cercanía de su memoria, se mantiene viva también la última obra que dejó el sacerdote, como lo es el Fondo Diocesano para los Pobres, Padre Eladio Sancho. El Padre dispuso que este Fondo se dirigiera a personas en pobreza extrema. Mediante esta obra, mes a mes, mediante una adecuada coordinación, se ayuda a personas y familias necesitadas de la Diócesis de Ciudad Quesada. 

Que este testimonio de vida, nos ayude, motive e inspire también a realizar buenas obras para glorificar al Padre que está en el cielo (cfr. Mateo 5, 16)