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"Sepamos ser libres..."

(VIDEO) Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano


La independencia es un hecho consumado, pero conquistar la libertad será una tarea que nunca ha de culminar.  No por azar el "Himno patriótico al 15 de septiembre"[1] es un auténtico elogio a la libertad como exigencia que brota del reconocimiento de la dignidad y el valor de toda persona humana. La frase: "Sepamos ser libres no siervos menguados" nos invita a reconocer que la libertad no es tan sólo ausencia de tiranía o de opresión, sino que ella encierra una lógica interna y un aprendizaje ordenado a la verdad que se realiza en la búsqueda y en el cumplimiento de esa verdad:  "Entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres".(Juan 8,32).

La historia nos enseña que alejada de la verdad sobre el hombre, la libertad se convierte en libertinaje y en la vida política en la arbitrariedad de los más fuertes o la arrogancia del poder. La mentira empequeñece al hombre y daña en su esencia la  libertad.

A doscientos años de nuestra Independencia, la lucha por la libertad ya no se orienta por la ruptura de cadenas de opresión que nos vinculen a una nación dominante, incluso, muchos consideran que esa "libertad" fue alcanzada una vez para siempre, pero, por el contrario, nuestra Patria sufre las constantes acometidas del sometimiento colonial, ahora encubierto en ideologías impuestas bajo el nombre de progreso. Nuestra libertad está subordinada a la ideología de turno, nuestra verdad sometida al control total de gobiernos que, apelando al criterio de "elección popular" legitiman y perpetuán el sometimiento de las mayorías.

Las colonizaciones ideológicas y culturales son nuevas formas de esclavitud mundial, de alienación de los pueblos y de desprecio de civilizaciones. Como nos enseña el Papa Francisco, estas son verdaderas «blasfemias y suscitan persecuciones furiosas: "Introduciendo «novedades» malas, hasta llegar a considerar normal «matar a niños» o perpetrar «genocidios» para «anular las diferencias», tratando de hacer «limpieza» de Dios con la idea de ser «modernos» y al compás de los tiempos." [2]

De modo gradual, también Costa Rica ha sido subyugada y conducida a este marasmo de adoctrinamiento al que le arrastran los nuevos colonizadores, aquellos que, atropellando los valores y principios que la edificaron como Nación, la conducen a la polarización y a la radicalización ideológico-política que ha llevado a irrespetar las creencias y  la libertad religiosa, sin considerarlas un valor y un bien muy preciado para toda sociedad democrática.

El Bicentenario de nuestra Independencia nos llega en un momento en que nuestras raíces, la familia y la institucionalidad en general, deben defenderse con firmeza.  Nuestro presente nos reclama una mayor cohesión como país, un esfuerzo y compromiso con la reconciliación y la amistad social a través de un diálogo sincero que nos lleve a superar la imperante división.

 Que estos doscientos años de vida independiente nos animen a conducir a nuestro país por caminos de justicia y verdad, capaces de desterrar la inequidad, la corrupción y la impunidad, en fin, una Costa Rica en la que las personas cuenten con los mismos derechos, deberes y oportunidades.

Agradecidos con Dios por su bondad derramada en nuestro país, le pedimos que los creyentes seamos capaces de apostarlo todo por la verdadera libertad.

[1] Letra: Juan Ferraz, Música Juan Campabadal, 1883
[2] Papa Francisco, homilía, 21 de noviembre del 2017