Sagrada Familia en El Corazón de Familia Cristiana
El Pbro Ronald Fallas nos comparte la siguiente reflexión
Vamos ya clausurando agosto, mes
de las familias, mes para orar, reflexionar y acompañar a las familias. Y
quisiera recapitular algunos elementos de la Sagrada Familia de Nazaret que necesariamente
tienen que estar presentes en cada familia cristiana y por consiguiente en la
vida de cada cristiano. Esta recapitulación la hago a propósito de las
reflexiones durante la Hora Santa de los cuatro jueves de agosto y que tienen
como punto de partida las virtudes de la humildad, la obediencia y por
supuesto, el amor, ceñidor de toda obra buena. En un primer momento
reflexionamos sobre la Sagrada Familia a la luz del relato evangélico de la
presentación del Niño Jesús en el Templo (cfr. Lc 2, 22-35). Obedientes a la
ley judía, pero por encima de ello, obedientes a Dios y para expresar su amor y
fidelidad a Él, cumplen según lo establecido por la ley de Moisés. El Niño es
consagrado al Señor como un signo de obediencia a Dios. Todos nosotros desde
nuestra realidad familiar debemos vivir esa obediencia y fidelidad al Señor. Seguidamente, y como extrayendo
por un momento la figura de San José del entorno familiar, esta vez acompañados
del relato evangélico de los sueños de José (cfr. Mt 1,18-25) reflexionamos en
la figura del padre putativo de Jesús para destacar de él estas hermosas
virtudes cristianas, las cuales deben verse reflejadas particularmente en la
figura paterna. José, hombre justo y fiel, desde el silencio de sus sueños
conoce la voluntad de Dios, un poco opuesta a sus deseos, pero deseoso de
cumplir tal y como el Señor le ha anunciado. Y ¿cómo la hace? En fidelidad, en
obediencia, con humildad, virtudes que deben ser características de cada
cristiano, su entorno familiar y social. En un tercer momento fijamos la
mirada en la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, acompañados
por la escena evangélica de la Visitación a Santa Isabel (Lc 1,39-56). María ha
concebido en su seno a Jesús, el Hijo del Dios Altísimo, y presurosa y llena de
alegría se dirige a la región montañosa de Judea a compartir su alegría con su
pariente Isabel. Ciertamente estamos delante de una hermosísima escena donde la
fidelidad, la humildad, la obediencia, el amor y la alegría se ponen de
manifiesto. Dos mujeres que estallan de júbilo en la participación del plan
salvador de Dios para toda la humanidad. María siempre Virgen, la sierva,
esclava del Señor, siempre fiel y sencilla, obediente al Padre. Así, las figuras de María y José,
desde el contexto familiar, son un gran ejemplo para nuestras familias,
especialmente para aquellos que ejercen el rol de la paternidad. Como ellos,
cada padre y madre de familia, han de mostrarse deseosos de cumplir en
obediencia la voluntad de Dios en el amor mutuo con participación en los hijos. Y por último la figura de Jesús.
El texto evangélico de Lucas 2, 41-52, nos cuenta como en el contexto de las
fiestas judías y mientras subían al Templo de Jerusalén, María y José perdieron
de vista al Niño Jesús. Éste se había quedado en el Templo, entre los doctores
de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Cuanta angustia la de sus
padres al haber perdido a Jesús. Y cuanta alegría al haberlo encontrado. Así
cada familia y cada cristiano experimenta la angustia al perder a Jesús y
cuanto júbilo al encontrarlo. El Niño, que debe estar en las cosas de su Padre,
nos enseña una vez más, en humildad, amor y obediencia que Dios debe ser el
primero en todo. Y vivió sujeto a sus padres, también en obediencia. Jesús nos
enseña cómo debemos comportarnos como hijos. Él es el mayor ejemplo de vida
según la voluntad de Dios Padre. Dios bendiga nuestras familias.