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Familia y educación

(VIDEO) Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano


Mons. José Rafael Quirós Quirós

Arzobispo Metropolitano

 

Considero fundamental señalar, que si repetimos una y otra vez que la familia es la célula fundamental de la sociedad, en el fondo estamos afirmando que el futuro de toda sociedad se forja en la familia. Es ahí donde encontramos que se forman los futuros ciudadanos, para bien o para mal, desearíamos fervientemente fuera siempre para bien, y creo que es el ideal al cual debemos tender, dado que nos conviene a todos en el presente y futuro. De ahí que, entre las tareas fundamentales que corresponde al Estado, es  proteger y  potenciar a la familia como formadora de ciudadanos, colocando a la persona en el centro de toda política educativa.

No hay duda, es razonable que el Estado intervenga en la educación que se da en los centros educativos, pero los poderes públicos no pueden olvidar que el papel principal en la educación corresponde a los padres de familia, no al Estado. En este sentido tener presente que ?Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos?.[1] Con toda claridad la Santa Sede también ha manifestado: ?los padres, ya que han transmitido la vida a los hijos, son los primeros y principales educadores?.[2] De estas afirmaciones nacen derechos y obligaciones de ambas instituciones, pero, la familia se coloca como esa institución natural en la cual descansa la responsabilidad de dar y propiciar se dé a los hijos las mejores oportunidades educativas.

Si tomamos la hermosa definición que el Papa Francisco da sobre la educación, cuando afirma, es la ?capacidad de sacar lo mejor del propio corazón?, podemos considerar esta afirmación en una doble vía, por un lado, quién puede sacar lo mejor de su corazón para donarlo a sus hijos, que los padres de familia. Y a su vez, quién conoce mejor el corazón de alguien, que los padres hacia sus hijos para sacar lo mejor de ellos, propiciando así una hermosa tarea en colaboración. A ellos corresponde, modelar esos corazones en el amor, la justicia, la solidaridad, el respeto hacia los demás, hacia la vida en todas sus etapas, la honestidad, en fin, en todos los valores que son necesarios  en toda persona y sociedad.

Es por ello que también el Papa afirma ?Educar no es solamente trasmitir conceptos, esta sería una herencia de la ilustración que hay que superar, o sea no sólo transmitir conceptos, sino que es una labor que exige que todos los responsables de la misma ?familia, escuela e instituciones sociales, culturales, religiosas?? se impliquen en ella de forma solidaria. En este sentido, en algunos países se habla de que está roto el pacto educativo porque falta esta concurrencia social en la educación. Para educar hay que buscar integrar el lenguaje de la cabeza con el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos.?[3] Cuánta falta hace, por un lado tener esa visión integral de la educación, pues, muchas veces se pone el énfasis únicamente en lo académico, transmisión de conocimientos dejando de lado la visión integral de la persona. Los mismos padres de familia están llamados a no olvidar esta visión, poniéndola en práctica en la vigilancia que han de ejercer en conocer lo que se enseña a sus hijos, que no se oponga a sus valores morales, y velar por el aprovechamiento de la educación religiosa.

Tanto en la familia como en las aulas, se ha de tener presente que ?educar ayuda a no ceder a los engaños de quien quiere hacer creer que el trabajo, el compromiso cotidiano, el don de sí mismo y el estudio no tienen valor?. También ?es urgente educar huyendo de los atajos de los favoritismos y de las recomendaciones ? es necesario combatir la ilegalidad que lleva a la corrupción de la persona y de la sociedad. La ilegalidad  es como un pulpo que no se ve: está escondido, sumergido, pero con sus tentáculos aferra y envenena, contaminando y haciendo mucho mal.?[4]

En este mes que dedicamos a la familia, pidamos al Señor fortalezca nuestras familias, como escuelas en los más altos valores cristianos y humanos.



[1] Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948,  art. 26,3

[2] Congregación para la Educación Católica, Carta circular de la Congregación para la Educación Católica sobre la enseñanza de la religión en la escuela, n. 2

[3] Pontificia Academia de Ciencias Sociales sobre ?Educación: el Pacto Mundial?

[4] Papa Francisco, Educación y trabajo