(video) Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano
Este domingo celebramos el día del padre, una extraordinaria oportunidad para felicitar a todos los hombres que cumplen con total dedicación y esmero su tarea en la formación, educación, protección, cuidado y dirección de los hijos. Ustedes son una figura determinante y un referente esencial para ellos.
Esta es, también, una ocasión para reflexionar sobre el papel singular e insustituible del papá en la familia. En efecto, aquel que ha recibido la misión de ser custodio de la vida familiar y promotor del desarrollo integral de sus hijos, tiene una enorme responsabilidad y necesita de fortaleza para guiar y acompañar a sus hijos con paciencia y sabiduría, inculcándoles amor, disciplina, valores y fe.
Los padres de familia son llamados a ser reflejo de la Paternidad bondadosa de Dios. Ese rostro amoroso de Dios debe reflejarse en el padre que acoge, perdona y reivindica: "Nuestro Dios nos ama con su corazón, no nos ama con ideas, nos ama con su corazón. Y cuando nos acaricia, nos acaricia con su corazón y cuando nos reprende, como un buen padre, nos reprende con su corazón, sufre más que nosotros...es una relación de corazón a corazón, de hijo a padre que se abre... No es sentimentalismo, es la verdad". (Papa Francisco, Homilía, 19 de febrero del 2019)
San José no es un padre simbólico u honorífico, es un padre real que se vincula totalmente con su hijo, transmitiendo a Jesús su amor, sus valores e ideales. "José vio a Jesús progresar día tras día «en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52). Como hizo el Señor con Israel, así él "le enseñó a caminar, y lo tomaba en sus brazos: era para él como el padre que alza a un niño hasta sus mejillas, y se inclina hacia él para darle de comer" (cf. Os 11,3-4). Jesús vio la ternura de Dios en José: «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por quienes lo temen» (Sal 103,13). (Papa Francisco, Patris Corde, n.2)
Con este segundo año de pandemia debido a la propagación del COVID-19 muchos matrimonios, muchos padres y madres, han asumido el reto de sacar adelante a sus familias pese a cualquier adversidad. Han sido muchos los inconvenientes y hasta infortunios vividos y con ellos, la incertidumbre y la angustia que generan. Sin embargo, este tiempo ha permitido que muchos padres y, no pocos, decidieron concentrarse en las relaciones familiares construyendo y fortaleciendo lazos firmes, favoreciendo y ayudando al crecimiento de los suyos. Esto es realmente heroico.
Al evocar esos ejemplos no puedo, sino, retomar la enseñanza de Francisco respecto a San José: "Muchas veces ocurren hechos en nuestra vida cuyo significado no entendemos. Nuestra primera reacción es a menudo de decepción y rebelión. José deja de lado sus razonamientos para dar paso a lo que acontece y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia. Si no nos reconciliamos con nuestra historia, ni siquiera podremos dar el paso siguiente, porque siempre seremos prisioneros de nuestras expectativas y de las consiguientes decepciones." A ejemplo de José, protagonista valiente y fuerte, invito a cada padre de familia a no ser hombres que se resignan pasivamente.
Pido al Señor otorgue su fuerza y su luz a todos los padres de familia, especialmente, aquellos que enfrentan el desempleo o la enfermedad. Mi abrazo solidario a los cientos de hogares que han perdido a consecuencia del covid u otra circunstancia a sus padres, a quienes encomiendo y pido al Señor les tenga gozando de su amor eternamente.