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Arzobispo

Pentecostés - ¿Qué debemos saber?

Un mensaje del Pbro. Alfonso Mora M. para pentecostés

¿Un Pentecostés bíblico en el Antiguo Testamento? - Todas las razas y culturas tienen en alta estima la primavera que, en el hemisferio norte (el nuestro), tiene lugar entre el 22 de marzo y el 21 de junio. Ciertamente, la primavera es bella, alegre; pero, más que eso, la primavera es el tiempo de la fecundidad y la nueva vida, el reverdecer de la naturaleza vegetal, la aparición de la flor que, pocas semanas después dará lugar a la aparición del fruto, generalmente en la segunda mitad de la primavera. 

Eso da lugar a que los antiguos pueblos agricultores celebraran una fiesta llamada de las cosechas, más o menos a cincuenta días de la salida de Egipto. Así lo consigna Éx 23,16: "Celebrarás la fiesta de las primicias de todo lo que hayas sembrado en tus tierras". Esa fiesta aún no aparece en relación con la Alianza del Sinaí, pero si nos sugiere recordar las palabras de Jesucristo. "Os envío para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure" (Jn 15,16).

En un segundo momento notaremos que la fiesta de las cosechas cambia su significado y se convierte en la conmemoración de la gran alianza del Sinaí, en estrecha relación con la salida de Egipto y la pascua judía.

Y ahora, el Pentecostés cristiano: Esa alianza llega a su culminación con el gran misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, la Gran Pascua Cristiana que se celebra, como en un solo día, durante siete semanas que cierran con un octavo domingo, y que constituyen el tiempo pascual, también llamado con toda propiedad, "Tiempo de Pentecostés".

Esto nos sugiere varios aspectos de nuestro compromiso en la fe y del significado de Pentecostés. Pentecostés: 50 díaspara celebrar el gran misterio de nuestra salvación en Jesucristo resucitado.

Pentecostés: 50 días para vivir Más intensamente nuestra vida sacramental, desde el costado abierto de Jesucristo en la cruz y desde el momento en que el Resucitado infundió el Espíritu a sus discípulos y les comunicó los poderes para administrar los dones de salvación Eso fue en la tarde del Día de la Resurrección).

Pentecostés: 50 días para que la Iglesia naciente (María y los apóstoles) vivieran en el Cenáculo un retiro, en oración y esperanza, en la seguridad de que se cumpliría la promesa del Resucitado, cuatro veces anunciada en los evangelios y una vez en los Hechos de los Apóstoles, de que les enviaría su Espíritu para que fueran sus testigos en todos los confines de la tierra.

Pentecostés: el último día: Después del trayecto de las siete semanas desde la Pascua, llegamos ahora al último día, al día de cierre de la gran celebración pascual,  que se caracteriza por el gran acontecimiento de la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles. ¡Se cumplió a plenitud la promesa de Jesucristo!

Pentecostés: el último día: No es una fiesta aparte. Es el punto final de la celebración pascual de la resurrección y glorificación del Señor y de la toma de conciencia y el lanzamiento de la misión evangelizadora y santificadora de la Iglesia.

De ninguna manera sería correcto (lamentablemente con frecuencia sucede) pretender que el Espíritu Santo no está en comunión intima e inseparable con el Padre y el Hijo. A toda costa hay que evitar una celebración aparte, como si el Espíritu Santo fuera un dios independiente de la Santísima Trinidad.

Terminemos con las palabras que nos dice Jesucristo, Palabra Eterna: «Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero, cuando venga el Espíritu de Verdad, Él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará las cosas que van a suceder. Él me glorificará, porque primero recibirá de Mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomara de lo mío y se lo comunicará a ustedes» (Jn 16, 12-15).