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Iglesia

La confianza puesta en la misericordia de Dios

(VIDEO) Mensaje de Mosn. Daniel Blanco, III Domingo de Pascua


El tiempo de la Pascua tiene una connotación profundamente festiva, que busca llenar de alegría el corazón del creyente por todos los regalos de gracia que el Resucitado trae a la humanidad. 

Esta alegría se sustenta, como hemos dicho en la Oración Colecta, en Cristo que con su muerte y resurrección nos ha devuelto la dignidad de hijos y nos hace esperar con alegría, el día de nuestro encuentro con la gloria del resucitado.

Esta alegría del cristiano al saberse hijo de Dios y heredero de la Gloria delCielo no puede quedarse únicamente en un bonito sentimiento sino que debe ser la motivación para que nuestro actuar, en cada palabra, en cada gesto y en cada acción, testimonie a Cristo Resucitado.

La palabra de Dios de este tercer Domingo de la Pascua va a ser insistente en esto y hace un llamado, para que con la confianza puesta en la misericordia de Dios, que se manifiesta en Cristo Resucitado, volvamos el corazón a Dios, busquemos constantemente la conversión y el arrepentimiento (porque esto no es vivencia únicamente de la Cuaresma) y cumplamos los mandamientos "especialmente el del amor a Dios y a los hermanos" de esta forma seremos testigos del Resucitado y la alegría de la Pascua será una vivencia auténtica.

No cumplir los mandamientos, lo dice el apóstol Juan en la segunda lectura, nos hace mentirosos, es decir, hace poco creíble nuestro nombre de cristianos, porque la alegría de la fe, la alegría del evangelio debe ir acompañada de la vivencia de la misericordia, así lo dirá el Papa Francisco: «Cumplir con alegría obras de caridad hacia los que sufren en el cuerpo y en el espíritu esel modo más auténtico de vivir el Evangelio».

El apóstol Pedro, en la primera lectura da testimonio de esto. Acaba de darse el milagro del hombre tullido, Pedro y Juan, sin nada material que dar al hombre enfermo, piden a Cristo un milagro y a partir de este acontecimiento Pedro va anunciar con claridad que aquel que ha realizado el gesto milagroso es el Dios de la historia, el que cumple con lo que anunciaron las escrituras, quien fue rechazado por las autoridades judías pero resucitado para nuestra salvación. A este Dios se debe testimoniar con la predicación, pero también con los gestos de misericordia, como el que han tenido estos apóstoles al acercarse al hombre paralítico.

El momento en que los discípulos ven al Resucitado, en el evangelio de SanLucas que hoy se ha proclamado, es también alegría del encuentro, la alegría de reconocer a su Dios en medio de ellos, que come con ellos, que les regala su paz, que les quita todo temor. Pero también es la alegría que se comparte, que se anuncia, que se testimonia.

Por eso el mismo Cristo, les envía el Espíritu, que les abre el entendimiento y los capacita para predicar el nombre de Jesús en todas las naciones comenzando por Jerusalén y la necesidad de volver el corazón a Dios para el perdón de los pecados.

Este es el llamado de este Domingo, es el llamado de esta Pascua, es el llamado de siempre a todos los bautizados: Vivir la alegría pascual, Cristo ha resucitado y nos hace partícipes de su gloria, esta alegría es tan grande que se comparte, que se anuncia, que se testimonia, con palabras, con gestos y principalmente con acciones de misericordia, que hagan experimentar a los que están sufriendo, esta alegría de la Resurrección que abarca a todos y que la deben experimentar todos.