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Los abuelos son nuestra fuerza y nuestra sabiduría

(VIDEO) Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano


Este 26 de Julio, al celebrar a San Joaquín y a Santa Ana, padres de la Santísima Virgen, elevamos nuestra oración al Señor por los abuelos, tan dignamente personificados en estos grandes santos, con el anhelo de que esta fecha vaya calando en nuestros corazones, no desde la lógica festiva consumista sino desde la justa gratitud que nace de nuestro corazón hacia aquellos que son "el tesoro e inspiración para la fe, la familia y la sociedad". [1]

La celebración se da en el contexto de esta pandemia que ha llegado de manera inesperada y que nos obligó a todos a reencontrarnos, a pesar del distanciamiento físico y social. La convivencia, en muchos hogares, ha sido intensa y compleja y el encierro largo y lleno de inseguridad, especialmente para quienes el riesgo de enfermarse gravemente a causa del COVID-19 amenaza por la edad. 

Esta circunstancia debe disponernos para reflexionar en torno al denominado "edadismo" "la discriminación por razón de edad" pues, aunque sutil, es considerada más fuerte en las sociedades occidentales que el propio sexismo o el racismo y lleva una carga de actitudes inadecuadas y prejuiciosas hacia personas de edad avanzada que afecta no sólo su autoestima sino su interacción social y, como nos lo recuerda el Papa Francisco, "un pueblo que no respeta a los abuelos, no tiene futuro, porque ha perdido la memoria".[2]

En nuestra sociedad es común ese trato desigual y despectivo hacia el adulto, se le falta a su dignidad de persona y, no pocas veces, se le somete al escarnio y a la indefensión. Incluso en el hogar, donde más deberían experimentar seguridad, se les maltrata física o psicológicamente. Esto es propio de la trágica "cultura del descarte", "que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura".[3] Igualmente, es esta la expresión de una sociedad enferma por la cultura del relativismo que empuja a una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como mero objeto, "es la misma lógica que lleva a la explotación sexual de los niños, o al abandono de los ancianos que no sirven para los propios intereses". [4]

Los abuelos transmitiendo sus vivencias, sueños, valores y principios, cimentan en las nuevas generaciones la continuidad, la identidad y el sentido de pertenencia a ese núcleo familiar, social y espiritual, entre otros. Por ello, Benedicto XVI recordaba: "Ellos pueden ser -y son tantas veces- los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias... Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan testimonio de fe ante la cercanía de la muerte".[5]

Nuestra oración por los abuelos jóvenes que conservan sus capacidades, tanto físicas como intelectuales, y comparten generosamente su tiempo, su atención y hasta sus ingresos y que, cada vez más, son "asignados" para el cuido directo de sus nietos. También, pedimos por aquellos de avanzada edad que disfrutan de su tiempo de ocio y, en el sosiego del hogar, reciben amorosamente a los suyos.

Pero, sobre todo, mi plegaria al Señor por los abuelos que viven en condiciones de desventaja, a los que están enfermos o experimentan absoluta dependencia económica de sus hijos, a quienes se les obliga a asumir responsabilidades superiores a sus fuerzas o se les humilla al considerárseles una carga y en el mismo ámbito familiar, se les rechaza y aísla, a los abuelos desamparados y privados de afecto y protección. En medio de la pandemia, estos abuelos no son descatables ni en la familia ni en los centros de salud, toda via vida tiene un valor infinito.

Que, al celebrar a San Joaquín y a Santa Ana, asumamos el compromiso de cuidar con amor de nuestros abuelos y apreciemos la sabiduría de su corazón. La vejez es un don de Dios no un contra valor

 



[1] Papa Francisco, 2015

[2] Papa Francisco,2017

[3] Laudato sí, n.22

[4] Idem, n. 123

[5] Benedicto XVI, Vigilia de oración durante el V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia 2006.