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Iglesia

Hombres de familia al servicio del Pueblo de Dios

Siete diáconos permanentes fueron ordenados en la Catedral Metropolitana

·         Condiciones, discernimiento y formación de los diáconos casados

 

David Mora, periodista

La Catedral Metropolitana Santuario Nacional San José se llenó de fieles la mañana de este sábado 4 de noviembre, con motivo de que siete hombres casados recibieron el Sacramento del Orden en el grado del diaconado. La celebración fue presidida por el arzobispo metropolitano de San José, Monseñor José Rafael Quirós, acompañado por su obispo auxiliar, Monseñor Daniel Blanco, y miembros del clero.

Los siete hombres de familia que fueron ordenados diáconos son Juan Carlos Brenes, Allan Siles, Johnny Campos, Oscar Guzmán, Hermes García, Didier García y Martín Castillo; ellos recibieron la bendición de sus esposas, hijos y familiares que acompañaron este acontecimiento en sus vidas.

El encargado de realizar la homilía fue el prelado auxiliar, quien recordó que el Papa Francisco dice que los diáconos no son "sacerdotes de segunda categoría" o "casi sacerdotes", si no que; como decía San Juan Pablo II, es el "servicio que se sacramentaliza", también les instó a seguir dando testimonio de su fe siendo buenos esposos, padres y abuelos.

"La vivencia de la caridad es distinción de todo cristiano, pero en el caso de los diáconos, que sacramentalizan el servicio y la caridad, no puede ser una opción; debe ser el modo cotidiano en el que se viva su ministerio de servicio. Por tanto, el ministerio diaconal, desde la liturgia, la Palabra y la caridad, no es otra cosa que el servicio de la Iglesia al estilo de Jesucristo, que nos decía en el Evangelio que no ha venido a ser servido, sino a servir, por eso el diácono se configura con Cristo, hace presente a Cristo servidor...El diácono es obediente como Cristo, que aprendió a obedecer sufriendo en la entrega de su vida en la cruz", expresó Monseñor Blanco.

El Sacramento del Orden imprime carácter en quien lo recibe, es decir; nada lo disuelve, por ello todos los diáconos son permanentes (quienes posteriormente reciben el presbiterado y el episcopado no dejan de ser diáconos), pero en el lenguaje popular se habla de quienes ejercen este ministerio de manera transitoria, pues se formaron para ser ordenados presbíteros, y quienes lo ejercerán de una forma permanente, ya sea por ser hombres casados, como también hay diáconos permanentes que hacen votos de celibato.

En el caso de los candidatos al diaconado casados, es indispensable el consentimiento de su esposa para poder acceder a la formación y al sacramento, pues no dejan de ser hombres de familia. No existe ningún impedimento en ordenar a un hombre casado (incluso, en la Iglesia Católica oriental hay hombres casados ordenados sacerdotes), sin embargo, sí lo hay en que un clérigo contraiga matrimonio, por lo que un diácono casado, en caso de enviudar, no puede volver a casarse, a menos que pida la dispensa y deje el ministerio. También, aunque aún no hay casos en Costa Rica, un diácono viudo y que ya no tenga hijos que dependan de él, si así lo desea, lo discierne a profundidad y la Iglesia lo ve bien, puede llegar a ordenarse presbítero.

El asumir un estado de vida bajo el Sacramento del Orden requiere de años de discernimiento y formación, por ello; el proceso de quienes se preparan para el sacerdocio y el diaconado permanente son distintos en algunos puntos de lo académico y la vivencia del celibato.