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Arzobispo

Enviados a anunciar a Cristo Resucitado

Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José

Para el mes de octubre, conocido como el mes de las misiones, el Papa Francisco nos regala un mensaje esperanzador bajo el título: "Corazones fervientes, pies en camino".

 Su propuesta se basa en la historia de los discípulos de Emaús y nos narra cómo, experimentando una gran alegría al ver al Resucitado, aquellos discípulos regresan, sin demora, a Jerusalén para compartir con los Apóstoles y otros discípulos la noticia de que Jesús está vivo.  Atrás quedó la tristeza, la desesperanza y la desilusión que habían sentido en Jerusalén y ahora dan el testimonio de como conversaron con Él en el camino y cómo lo reconocieron cuando partió el pan. A partir de ese momento, se convirtieron en testigos de la Resurrección de Cristo.

La experiencia de los discípulos de Emaús, al encontrar a Jesús, compartir en comunidad y llevar a cabo la misión evangelizadora, proporciona una guía espiritual fundamental para nosotros en nuestro camino de fe y en la vivencia del evangelio de la vida.

En su mensaje, el Papa Francisco destaca tres aspectos clave:

Corazones que arden con la Palabra de Dios: El Papa señala que la misión de la Iglesia comienza con la iluminación y transformación de los corazones por la Palabra de Dios. En el camino a Emaús, los discípulos estaban tristes y desilusionados, pero Jesús se les unió, explicó las Escrituras y encendió la llama de la esperanza en sus corazones.

Por ello, el Papa alienta a los misioneros a no perder la esperanza y a recordar que el Señor está siempre con ellos, incluso en momentos difíciles. Siendo realistas, los misioneros enfrentan cansancio físico y emocional debido a las largas jornadas y las condiciones difíciles, independientemente, del campo en que se encuentren. Incluso, la frustración puede surgir cuando los resultados esperados no se materializan o experimentan el aislamiento, las enfermedades o incluso, peligros físicos.

La vida de los misioneros ad gentes, es una tarea llena de desafíos, pero con nuestro apoyo a través de la oración y la fe firme en el Señor, encuentran la fuerza para superar todas las adversidades que enfrentan en su santa labor.

Ojos que reconocen a Jesús en la Eucaristía: El Papa destaca la importancia de la Eucaristía como fuente y cumbre de la vida y la misión de la Iglesia. Los discípulos de Emaús reconocieron a Jesús cuando partió el pan, y el Papa subraya que compartir la Eucaristía es la acción misionera por excelencia.

La Eucaristía renueva nuestra comunión con Cristo y nos impulsa a compartir su amor con los demás. En el momento en que Jesús parte el pan, los discípulos reconocen su presencia viva en medio de ellos. Esta acción de fraccionar el pan se convierte en un símbolo poderoso que hace que Jesús esté presente en su Iglesia. De esta manera, cuando un creyente participa en la eucaristía, puede experimentar la presencia de Jesús resucitado.

Pies en camino para anunciar a Cristo Resucitado: Después de reconocer a Jesús en la Eucaristía, los discípulos se pusieron en camino para compartir la alegría del encuentro con el Señor. El Papa enfatiza que la misión de la Iglesia es llevar la alegría del Evangelio a todos, y todos los miembros de la Iglesia tienen el deber de participar en esta misión. La misión es un acto de amor que llena el corazón de alegría y libera a las personas de la tristeza y el vacío interior. El encuentro con Jesús resucitado no debe ser algo que guardemos en privado, en lugar de eso, debemos seguir el ejemplo de los discípulos de Emaús y ponernos en camino para compartir esta experiencia de gozo con los demás.

Invito a todos los fieles a unirse en oración por los hermanos misioneros que llevan el mensaje de Cristo a lugares lejanos y desconocidos, para que el Señor los proteja, los guíe y les dé fuerza en su comprometida labor. Que sientan el amor y el apoyo de nuestra comunidad diocesana en cada paso que den.  Que, como ellos, se fortalezca en cada comunidad parroquial el espíritu misionero, que salgamos todos a anunciar a Cristo Resucitado y llevemos la alegría del Evangelio a todos, especialmente a los alejados y lejanos.