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Iglesia

Nuestra esperanza es Cristo que vive

Mensaje de los Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica con motivo de la Pascua de Resurrección 2021.

 

Mensaje de los Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica con motivo de la Pascua de Resurrección 2021.

 

NUESTRA ESPERANZA ES CRISTO QUE VIVE.

 

"Y Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros con su poder".

(1 Cor. 6, 14).

 

¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado! Con este alegre anuncio, saludamos a todos los fieles católicos, creyentes en general y a todas  las  personas  de  buena  voluntad.    ¡Qué  el gozo  de  la  Pascua que celebramos colme sus vidas y nos ayude a seguir construyendo un mundo, una Iglesia y una sociedad cada vez mejores!

Como pastores del pueblo de Dios, hacemos llegar este mensaje, tras lacelebración  de  los  misterios  centrales  de  nuestra fe cristiana:    la pasión, muerte y resurrección de Cristo. 

Hemos renovado nuestra esperanza y, con ello, anunciamos gozosos y convencidos al Dios que vive y actúa en nuestra historia.

La Resurrección de Cristo nos compromete como creyentes a hacer efectivo el testimonio de una nueva vida en el Señor, por ello, nos sentimos llamados a anunciarlo no solo con nuestras palabras, sino, ante todo, con nuestras actitudes para pasar por esta vida haciendo el bien a semejanza de Jesús (cfr. Hch. 10, 38).

Nos dice el Papa Francisco, «si Cristo vive, eso es una garantía de que el  bien puede hacerse camino en nuestra vida, y de que nuestros cansancios servirán para algo. Entonces podemos abandonar los lamentos y mirar para adelante, porque con Él siempre se puede. Esa es la seguridad que tenemos. Jesús es el eterno viviente. Aferrados a Él viviremos y atravesaremos todas las formas de muerte y de violencia que acechan en el camino».  (Christus vivit 127).

Imploramos a Cristo Resucitado que nos permita dejar atrás egoísmos, individualismos y las actitudes del «hombre viejo» (cfr. Ef. 4, 22) que nos tientan a hacernos olvidar la existencia y la actuación de Dios en nuestra vida, y a descuidar el bien de la persona humana. Por consiguiente, trabajemos contra toda clase de pobreza que impida el desarrollo integral de nuestra sociedad. Cristo vino a llevarnos a una mejor vida y a salvarnos de todo mal.

«Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada a través de las tormentas de la historia. Los valores tienden siempre a reaparecer de nuevas maneras, y de hecho el ser humano ha renacido muchas veces de lo que parecía irreversible. Ésa es la fuerza de la resurrección». (Evangelii Gaudium 276).

En medio de la pandemia provocada por el COVID-19, y que aún no termina, el pueblo creyente se ha congregado en los templos, luego de que, el año pasado no pudiéramos tener esta oportunidad. Nos sentimos animados y esperanzados de que vendrán tiempos mejores, pero requerimos del compromiso y de la actuación de todos.

Conscientes del valor fundamental de la vida, hacemos un llamado para que continúe la vacunación contra el virus; exhortamos a que se sigan haciendo todos los esfuerzos posibles por parte de las autoridades de gobierno, especialmente las sanitarias, para que la vacuna llegue, en primer lugar, a los más necesitados y vulnerables. Así como se trabaja por preservar la vida en esta crisis de la pandemia, también debemos defenderla y cuidar de ella en todo momento y circunstancia.

Nos encaminamos hacia meses trascendentales para nuestra vida democrática. En este sentido, también invitamos a que todos seamos responsables con el país, contribuyendo a fortalecer nuestra vida independiente, de cara al Bicentenario y a las próximas elecciones. Hacemos un apremiante llamado para que, las personas que están trabajando en procura de ostentar cargos de elección popular, de verdad trabajen en propuestas concretas que fortalezcan el bien común y el desarrollo integral del país, más allá de intereses particulares y partidistas.

Al mismo tiempo, no perdamos de vista el compromiso que aún tiene el actual gobierno para seguir trabajando por el bien del país y las urgencias que nos apremian, pues todavía le queda más de un año de gestión. Es hora de alcanzar una madurez social que nos permita a todos poner a la nación en primer lugar.

Abrazados a la Buena Noticia de la resurrección, sabemos y tenemos la certeza de que hay salida a esta pandemia y a todos aquellos males que aquejan a nuestro país. Pongamos la esperanza y la confianza en el Señor Resucitado, pues Él está vivo y con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (cfr. Mt. 28, 20).

Bajo la intercesión y protección de la Santísima Virgen María y de San José, les deseamos una santa Pascua de Resurrección y les aseguramos nuestra bendición.

En la sede de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, San José, a los 5 días del mes de abril, lunes de la Octava de Pascua, del año del Señor 2021.

 

 

 

 

 JOSÉ MANUEL GARITA HERRERA

Obispo de Ciudad Quesada 

Presidente

 


 

DANIEL FRANCISCO BLANCO MÉNDEZ

Obispo Auxiliar de San José 

Secretario General